En el corazón de los Nilsen
Me topé con el breve, luctuoso y macabro relato de J.L. Borges titulado La Intrusa. Por el título, podríamos colegir que la mujer de la historia, y que gracias a una serie de actos invasivos, alcanza gozar de beneficios y privilegios inmerecidos, por lo que, el autor del cuento decide adjetivar a Juliana Burgos como una intrusa; sin embargo, nada más alejado de la realidad que la narración de Borges propone.
Se trata en realidad de una historia de ruindad y miseria en valores y afectos de dos hermanos, uno más vil que el otro, una dupla maldita, los hermanos Nelson, llamados Nilson.
Me interesa hurgar en el comportamiento de los personajes descrito por el autor.
Una primera revisión necesaria es la actividad y condiciones de vida de Cristián y Eduardo Nilson. Al parecer se trata de personajes dedicados a actividades vinculadas a la crianza y venta de ganado y derivados (me recordaron a los hermanos Pablo y Pedro Vicario, que asesinaron a Santiago Nasar en la obra de García Marquez), no siempre honesta según se nota en apartados del relato, son personas sin mayor formación educativa, dedicados en su tiempo libre al alcohol y el juego, sin otros vínculos, carentes de interacción; juego social que permite el sano contraste de ideas, creencias y visiones enriquecidas a través del diálogo.
La segunda revisión viene de la mano del trato de Cristián Nilson a Juliana Burgos, llevada por él motivado por fines sexuales en estricto, y que paso a paso fue degradando su trato cosificándola, compartiéndola como mujer con su hermano; “Yo me voy a una farra en lo de Farías. Ahí tenés a la Juliana, si la querés, usala” (Borges, 1970/1984, p. 4). Cristián la somete, la vende luego a un prostíbulo para recuperarla posteriormente y finalmente matarla. Este es el más innoble de los hermanos; una mente fría, perversa, desprovista de cualquier atisbo de empatía y compasión, ¿Cómo se gesta un corazón así? ¿Se nace así? ¿Puede cambiar?
Tercera revisión, la del comportamiento de Eduardo Nilson, quien en palabras de Borges se enamora de Juliana (los dos hermanos enamorados de la misma mujer), condición humillante para estos personajes y que arriesgaba su vínculo de hermanos, situación insostenible y que provoca en el barrio una expectativa deplorable de pleito entre los Nilson. Eduardo llega a pleitear con un vecino por insinuar públicamente su condición, entendemos por una especie de respeto a su hermano; es decir, en Eduardo encontramos un rescoldo insignificante de moral ¿Algún día la tuvo? ¿Es la influencia de su hermano que consigue corromperlo más? ¿Qué tiene que ocurrir para que actúe por cuenta propia guiado por la poca reflexión que queda en él? Eduardo es pasivo ante el daño, tolera el mal y la degradación; es un sujeto que no tiene la iniciativa para el mal; pero asienta finalmente, incluyendo el asesinato de Juliana Burgos.
Cuarta revisión, Juliana Burgos; personaje mudo, sin voluntad, que se somete sin protestar a las atrocidades planeadas por el mayor de los Nilson y aceptadas por Eduardo. Este comportamiento es un claro ejemplo de indefensión aprendida, condición psicológica adquirida a lo largo del tiempo en entornos que logran apagar y ocultar los recursos y capacidades de las personas por la recurrente frustración a la que someten al individuo (Seligman, 1975). Es una cárcel en la que el reo sufre, y aun teniendo la llave de la salida en su bolsillo, no es consciente y permanece preso, sintiéndose incapaz.
En esta historia, Borges muestra el lado tenebroso del ser humano, que sin duda encontramos en la realidad y que nos remite a meditar sobre el proceso de gestación de esta oscuridad, o combinación de factores que adormecen la bondad y la virtud que yacen en el corazón humano, incluso en el corazón de los Nilson.
Referencias
Borges, J. L. (1970). La Intrusa. Maestros de la Literatura Universal (pp. 3-5). Editorial La Oveja Negra L.T.D.A. (1984)
Seligman, M.E.P. (1975). Helplessness: On Depression, Development, and Death. San Francisco: W.H. Freeman. ISBN 0-7167-2328-X