Una tarde con el emperador
Escribió Francisco de Quevedo: “Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos, escucho con mis ojos a los muertos”; saco esto a colación ya que ayer por la tarde me tomé un tiempo para “conversar” con uno de los grandes releyendo su obra.