Jorge Aurich

¿Gestiona bien sus expectativas? - I

No hay decisión sin expectativa, consciente o inconsciente. Hay variables controlables e incontrolables. Hablamos de la buena actitud como aquella disposición del ánimo positiva que favorece la realización de proyectos e ideas en grupo o de manera individual, es decir, en términos simplistas, ponemos buena cara ya que confiamos en que los resultados se concreten. Estas expectativas pueden estar puestas sobre usted mismo y evidentemente sobre los demás: pareja, padres, hijos, jefe, colaboradores, empresa, mercado laboral, maestros, colegas, amigos, vecinos, políticos, el mundo en general; es parte de lo que constituye nuestra postura existencial, es decir, aquella relación que sostenemos (insisto, consciente o inconscientemente) con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.

¿Y acaso esta reflexión tendrá alguna relevancia?

Permítame ensayar una respuesta. Si algo nos diferencia de los animales es nuestra extraordinaria capacidad para imaginar, y lo que imaginamos está en el futuro (el pasado lo retocamos, la memoria tiene este curioso trabajo); de hecho, la mayor parte del día estamos desconectados del momento presente; caminamos por una delgada línea trazada entre dos eternidades, pasado y futuro y lo hacemos con la mirada puesta en este último.

El psicólogo americano Martín Seligman nos habla de esta característica de nuestra especie, y que debido a ella, antes que homo sapiens, con mayor mérito deberíamos ser llamados homo prospectus ya que nos pasamos el tiempo prospectando, palabra esta última que etimológicamente significa “mirar lo que está adelante” y es gracias a esta capacidad que hemos diseñado el mundo que conocemos; sin embargo, la otra cara de la moneda, es que también puede ser fuente de desilusión, frustración, pesimismo, ansiedad y depresión en casos extremos.

Usted, ¿Qué ve y prevé en este mundo incierto?, pues dependerá de su forma de observar, de ese caleidoscopio personal construido sobre la base de sus experiencias y aprendizajes, de la vida que haya tenido y que han moldeado su único e irrepetible estilo de pensamiento con el que toma la vida; o como diría A. Einstein de “…creer que no existen los milagros, o creer que todo es un milagro”. Fíjese; esta expectativa, aquello que usted espera, influye en distintos planos (el primero de ellos lo vamos a desarrollar en el presente artículo y los dos siguientes en posteriores publicaciones):

  • En su estado de ánimo (primer plano de influencia)
  • En la calidad de las relaciones que tiene con los demás
  • Y en el diseño de su futuro

Vamos a profundizar en la influencia sobre su estado de ánimo, y para ello le propongo el siguiente gráfico de tal forma que facilite el pensar juntos y sobre todo, que este ejercicio sea una invitación a que usted evalúe en qué cuadrante se ubica la mayor parte del tiempo respecto de alguien en particular (pareja, padres, hijos, jefes, colegas, colaboradores).

Expectativas y estado de ánimo

Respecto de alguna persona en particular y las expectativas que usted tiene, ¿en qué cuadrante se encuentra? Piense en la expectativas que sostiene sobre alguna persona, ¿cómo son? Son altas o bajas, ¿Cómo ha vivido estas expectativas? ¿Se han cumplido? ¿Qué le dice su experiencia? Veamos que encontramos en cada cuadrante.

Cuadrante R-Rojo: usted se ubica en esta situación cada vez que mantiene altas expectativas sobre lo que haga o logre otra persona (o incluso usted mismo), y estás expectativas no llegasen cumplirse. Es el terreno en el que brota con extraordinaria facilidad la frustración, el enojo, la decepción, la sensación de infortunio y el sufrimiento. A mayor incumplimiento, a mayor cercanía y afecto, el estado de ánimo será más susceptible a ser negativo. Si usted además tiene tendencia al perfeccionismo, habrá mayor predisposición a caer en estos estados negativos (si estos no son gestionados con inteligencia, flexibilidad y sobre todo afecto).

Cuadrante A-Amarillo: esta zona corresponde a quien tiene bajas expectativas sobre otra persona o equipo (o tal vez él o ella misma), y efectivamente, la expectativa baja llega a cumplirse, los resultados esperados nunca llegan. Se genera un estado emocional de conformismo y resignación (aunque no se explore en la razones del por qué no hay avance); es el área del efecto Pigmalión negativo; cuando usted decide dejar de creer en el otro (o en usted mismo); es la versión negativa de la profecía autocumplida. Si se convive con dicha persona, en un ámbito familiar o laboral la tristeza asomará sus narices, decía H. Balzac que “la resignación es un suicidio cotidiano”; le pregunto ¿es posible caminar por la vida con esta postura de apatía y ausencia de proyectos? ¿Qué tipo de cultura se alimenta en una organización que se mueve en un cuadrante de este tipo? ¿Y a nivel personal y familiar?

Cuadrante N-Naranja: cuando se tienen bajas expectativas (y a pesar de ello), la otra persona cumple los retos o desafíos. Esta combinación es la zona de la sorpresa, del “nunca imaginaba que…”, del desconcierto y también del poner en duda lo logrado por el otro y hasta quizás cuestionar el mérito, quizás caer en la mezquindad de no reconocer los resultados del otro. Por su parte, “el otro”, podría esperar cierto reconocimiento que nunca llega y que por ende podría alimentar su desaliento en próximos empeños o esfuerzos. Ocurre con frecuencia en el ámbito empresarial y en la vida de pareja.

Cuadrante L-Lila: el de las altas expectativas que se ven cumplidas, es el cuadrante buscado, el del deseo del homo prospectus ya mencionado, el de la sensación de logro, avance, orgullo, alegría, felicidad, efecto Pigmalión positivo. Espacio de la autoconfianza y la confianza en los demás, es el “darse cuenta” de que usted hace y le hace ver a los demás lo bien que hacen las cosas; paso necesario para continuar en la senda del crecimiento y mejora continua; que ya de por si trae sus propios retos. Sin embargo, la consecución de las expectativas no garantiza necesariamente la satisfacción plena (plenitud) ya que, dependerá además del sentido que sea usted capaz de encontrar en aquello que ha conseguido. Es por ello que muchos individuos que están en este cuadrante mantienen una sensación de insatisfacción interior y vacío que no logran llenar; y es que tal vez, el reto esté en dar respuesta a los para qué y por qué, las preguntas que la vida nos plantea y nosotros respondemos, nosotros somos los preguntados decía V. Frankl en su libro “A pesar de todo, decir sí a la vida” cuya lectura recomiendo al lector.

Es evidentemente entonces que una respuesta equilibrada a la natural tensión que surge entre lo que se quiere y lo que se logra, lleva implícito el sello de la necesidad de ser consciente por parte de la persona que fija las expectativas.

La reflexión consciente, respuesta versus reacción

Mientras más veces se ubique en el cuadrante L-Lila en relación con los diferentes “otros” y “usted mismo”, más sensación de felicidad tendrá. Pasar de los otros cuadrantes a este cuadrante del crecimiento y plenitud requiere de usted una actitud de reflexión consciente y actitud de control sobre aquello que si está en capacidad de gestionar. Le propongo algunas reflexiones para abordar las diferentes posiciones posibles:

Si usted se encuentra en el cuadrante R-Rojo, ¿las expectativas que tiene son las adecuadas? ¿Estas expectativas están en control de la otra persona? ¿Qué tipo de ayuda puede brindar en este proceso? ¿Tiene sentido insistir, hay voluntad de cambio?

Si se encuentra usted en el cuadrante N-Naranja, ¿Qué le impide confiar y creer en dicha persona? ¿Le ayuda y se ayuda con la actitud actual? ¿Cómo y en qué puede confiar? ¿Qué evita que apoye los logros de otros?

Finalmente, en caso se ubique en el cuadrante A-Amarillo, puede emplear los dos grupos de preguntas ya que salir de dicha zona y pasar al cuadrante L-Lila requiere que el esfuerzo se aplique en el YO (usted) y en el OTRO.

La gestión de las expectativas y los estados emocionales es posible, esta es la diferencia entre ser y estar feliz. Recuerde que ante las circunstancias, siempre será posible elegir una respuesta en lugar de solo tener una reacción, citando a Frankl nuevamente, este decía que “…entre el estímulo y la respuesta hay un espacio y en este espacio hay nuestra libertad y nuestro poder de elegir la respuesta”. Espero que estas reflexiones le sean de utilidad en el día a día y contribuyan a mejorar su nivel de satisfacción y la de quienes le rodean.

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