Volcados hacia afuera; así andamos. Muy distraídos, la atención es un músculo que se ha debilitado y atrofiado, principalmente por vivir en el espacio y tiempo de la “hiperconexión” y la ultra velocidad de los cambios; entorno que a la vez nos induce a convivir con una exigua capacidad de escucha interior. Ahogamos el silencio entre tanto ruido, el cual en muchas ocasiones lo buscamos adrede. Corazones que terminan bien adiestrados en la “sordera”, cerebros “descentrados”. Relaciones de primera, en cantidad y calidad con las “pantallas azules”, con lo digital, arrinconando en la agenda lo humano en las relaciones. Nos hemos olvidado del “otro” y con este, también de nuestro “self”, no el aparente; sino el esencial, el que se nutre en el servicio.

La mirada interior, con humildad y la emoción equilibrada; dirigida por la sana y natural curiosidad y el compromiso de poner al servicio de otros aquello de valor que desveles en ti, que no dudo será mucho. Tesoro olvidado, semillas de virtudes postergadas esperando germinar, dar fruto y sombra a otras almas compañeras de camino; “…vivimos tan lejos de nosotros mismos, que ignoramos casi todo lo que sucede en el horizonte de nuestro ser” decía un pensador con mucho acierto.

¿Cuál es tu responsabilidad? Es toda, completa. La verdad tiene este matiz, darse cuenta es el principio de toda transformación, integridad es la fuerza que te mantiene en el ring del proceso de transformación. El sentido que halles será la alquimia en los momentos y horas bajas. Una de las mayores responsabilidades es descubrirte, la vocación viene aparejada, y con esta el servicio.

¿Dime si un líder puede prescindir de esto?, es imposible, un rasgo distintivo de todo líder es su capacidad para prestar atención; la puerta de acceso a la consciencia, la única vía hacia la inteligencia, como el único camino hacia la salida de un laberinto. Atiéndete, mírate; mira y atiende; que lo mismo que buscas y necesitas, él y ella lo buscan y necesitan también. La virtud como fuente de nobleza nace de la atención al otro.

¿Cómo germinar las virtudes inherentes al ser humano? Cultivándolas primero en ti mismo. Agua, tierra, nutrientes, cuidado; metáfora que podría equivaler a afecto, confianza, perdón, servicio. A sabiendas dejo de lado lo cognitivo, y es que el desafío casi siempre está en la otra orilla.

Te propongo el siguiente cóctel de liderazgo: mirada interior, responsabilidad, atención al otro, cultivo de las virtudes; ¿te apetece la combinación? ¿Cómo te va con estos ingredientes? ¿Alguno lo has probado pocas veces?

De alguna manera, el liderazgo, aprendido o genético; es y será el arte y la ciencia de la grandeza humana, la tuya y la que seas capaz de extraer de las personas a las cuales te debes, ¿te atreves a tomar el cóctel?

Jorge Aurich, MBA, Coach, Especialista en Psicología Positiva. Campos de investigación, liderazgo, self management, psicología positiva y el impulso de la salud, la vitalidad y la eficacia personal.